En una radio estación de Walaia un radioperador, Alejandro Silva junto al sargento Ulloa escuchan una señal de socorro que al parecer proviene de el Cabo de Cornos, un lugar muy peligroso por sus tormentas, al rato la Gobernación Marítima les avisa que el vapor “Antártico” zarpó a toda máquina al salvamento de la barca “flora” que se encontraba en una tormenta eléctrica en el Cabo de hornos. Después se les avisa que los tripulantes se salvaron gracias a que tiraron aceite alrededor del barco, y eso los mantenía a flote, hasta que se hundieron pero para ese entonces ya había llegado el “Antártico” a su salvación.
El sargento, Alejandro, el indio Félix y el jefe Blanco navegan en el “Agamaca”, en su viaje se encuentran con Geban, argentino que robaba animales a los yaganes, con este casi chocan en su encuentro, pelearon por que este no les quería arrendar su barco para la expedición a la Antártida, por lo tanto estos parten con la “Agamaca” hacia la Antártida.
En el viaje el Jefe Blanco les muestra una roca, que cada vez que revienta una ola contra esta se divisa un pingüino y les cuenta la siguiente historia:
“Una tribu yagana tiene necesidades de comida y el jefe de esta, se ofrece ir a una roca para cazar pingüinos lo van a dejar en canoa y lo dejan ahí, al volver solo encuentran un pingüino muerto, estos deduce que el jefe lo debió haber matado y fue arrastrado al mar por una ola. Al terminar de comer este se dan cuenta que el jefe se había convertido en pingüino para darles de comer, y a la mañana siguiente la tribu se convierte en pingüino”.
En Una mañana el sargento avisa que el presidente de la república ha muerto por lo que clavara una bandera en la Antártida en honor a Él.
En el viaje se encuentran con ballenas azules que topan con el barco y casi lo volcán. Al llegar se encuentran con aguas termales y distintas especies, siguen navegando entre la costa y una especie se algas después por un abismo esta se empieza a
apretar por lo tanto se devuelven son doce horas de abismo por lo tanto no saben si alcanzaran a atravesarlo, pero no lo consiguieron, a la octava hora el barco fue aplastado y los tripulantes descargaron el barco de provisiones y del trineo, el “Agamaca” había llegado a su fin.
Al pasar los días el sargento Ulloa estaba al borde de la locura por lo que clavó su bandera y murió al lado de ella y el Yagán Félix por su salud, dejó la vida.
Los dos sobrantes fueron a una cabaña donde los acogieron y de ahí fueron al continente, Alejandro recibe una carta del jefe blanco que dice su muerte junto a su vieja.