Camus nos cuenta la entretenidisima historia de Pete, un muchacho de 11 años que vive en San Luis, Estados Unidos, a comienzos del siglo XIX. Al quedar huérfano busca diferentes trabajos, pero siempre es estafado por sus patrones, hasta que encuentra al fabricante de lluvia.
Pete no está seguro si el fabricante de lluvia es un mago, un curandero o un charlatán, ni tampoco está cien por ciento seguro de su honradez pues, aunque era hijo de un estafador, el chico es honesto por naturaleza. De lo que no duda es de la habilidad de este hombre para salir adelante en todo trance.
Así viajan por todo el país, atraviesan desiertos, montañas, ciudades, ríos y praderas y conocen gente de todo tipo: apostadores, indios, bandidos, jugadores profesionales, predicadores y asesinos.
Me recuerda este libro la novela picaresca, donde el protagonista va por la vida engañando a todos de manera por demás ingeniosa. La habilidad del fabricante de lluvia es igual con indios que con blancos, con comerciantes que con soldados.
El joven lector aprenderá un poco acerca de las tribus de pieles rojas que poblaban Norteamérica, como los siux, los cheyennes, los tejas; visitará las ciudades y sus “Saloons”, las oficinas de los Sheriffs, viajará en un barco por el Misisipi y en caballo por las llanuras.
Una buena historia no puede dejar de tener algunas enseñanzas morales y ésta no es la excepción. Así como una parte importante del relato lo constituye la honradez, también encontramos frases inteligentes que harán reflexionar al lector, como por ejemplo: “El mal nos viene siempre por el deseo del hombre de ponerse por encima de algo. Unos sobre un pedestal, otros sobre un caballo.”
Es una narración ágil y entretenida, llena de aventuras y escrita de manera sencilla. Muchísimo más divertida que cualquier película o programa de televisión.
William Camus es de ascendencia india americana, así que conoce perfectamente el mundo que describe en sus novelas, de las que ha publicado muchas